sábado, 11 de diciembre de 2010

INDEFINIDA LLUVIA.


El grillo se volvió un tigre y
La catrina un pastel con velas.
¿Serán las figuras
almas renaciendo como lluvia?

Cuando era una niña
Imaginaba que caerían perros, gatos,
barcos y dulces del cielo.
Pero la lluvia siempre ha sido lluvia.
Y el cielo aunque a veces lo olvido,
el eterno papel de mi tinta imprudente.

miércoles, 13 de octubre de 2010

TAN PÁLIDO COMO UN MUERTO.


Lo conocí una mañana en el panteón, cuando fui a llevarle flores a mi abuela que no recuerdo. Estaba tan pálido como un muerto y flaco, desnutrido.
Me contó de los muertos, conocía todo de ellos, su color, olor, aspecto incluso el sabor, me sorprendí y no quise preguntar.

Según dijo, la gente al verlo le teme, no sé por qué razón pero mientras más hablaba del tema dejó de sorprenderme la familiaridad con la que trataba el tema de los olvidados, me dio compasión.

Cualquiera pensaría que es un alma en pena en busca de sus seres amados, pero éste no es el tipo de muerto fastidioso que suplica y pide perdón por sus pecados, tampoco de los que merodean de casa en casa asustando niños, el es un vagabundo, y además un vivo que ignora a la muerte jalarle los párpados para hacerle ojeras, la muerte se le resbalaba por su larga cabellera oscura y sucia, lacia, despeinada. La muerte solo pudo llevarse su grasa, no era delgado era más bien un hombre de hueso forrado con piel y pelo.

Camino a casa pensaba en sus ojos tan llenos de nada, no me importó su nombre, me rehusaba a creer que alguien siga viviendo a pesar de haber muerto y no como una metáfora, respiraba, vivía.

Cuando llegué a mi casa el olor de tortillas de harina me calmó las ansias, respiré profundamente y entré con una sonrisa exagerada.

Ahí estaba esa mujer alegre y blanca, sentí conocerla y al mirarme agradeció las flores de ésta mañana.

lunes, 27 de septiembre de 2010

EL CONEJO DE ROMINA.


Aquella tarde Romina fue a jugar con sus amigas al parque, algo le robó su atención, una niña de cabello rojizo traía en sus manos el conejito blanco más tierno que jamás haya visto, entonces lo supo, Romina quería un conejo.
Su madre se cansó de decirle que aquél regalo era imposible, pues tenía alergia a los conejos.

– ¿Entonces los conejos son malos?
– No mi vida lo único es que eres alérgica a ellos.
– ¿Y tú como sabes eso, nunca he tenido un conejito?
– Te equivocas lo tuviste cuando eras muy pequeña, tu nariz se puso roja, parecías un reno de Santa Claus.
– Romina soltó una carcajada que inmediatamente borró y la puso en guardia.
– Si no me acuerdo, ¿Cómo se que no mientes?
– porque tengo una foto de aquél día, tu papá lo trajo como un regalo que terminó en tragedia.
– ¿Y qué pasó con el conejo?
– Lo regalamos a un señor que se dedica a cuidarlos bien.
– ¿Tuvo un nombre?
– No, pasó unas horas con nosotros.

Romina se puso muy triste, le parecía imposible que aquel animalito esponjado como nube fuera tan terrible.
Esa noche que Romina fue a dormir, escuchó un ruido en su ventana, curiosa fue a ver y al mover a un lado la cortina, vaya sorpresa que llevó
Un conejo blanco estaba ahí, mirándola y moviendo su bigote, Romina abrió la ventana hasta quedar con solo la malla mosquitera.
– ¡Hola conejito! quisiera abrirte, pero el solo tocarte me pone la nariz roja y a nadie le gusta tenerla así, tú en cambio la tienes rosa, muy linda, la mía es blanca.
El conejo aquél corrió despavorido y Romina no se pudo contener, abrió la ventana totalmente y de un brinco ya estaba en el patio, y fue tras él.
– Conejito conejito, ¿Dónde estás?
– conejito.
Entonces vio al conejo, que escondido entre los geranios blancos al verla dio un salto, otro más, muchos más, hasta llegar a los pies de Romina.
– Supongo que si solo te acaricio un poquito no me pasará nada.
Romina con su tierna mano, tocó aquel animal inofensivo y nada sucedió.

El conejo corrió tras el geranio y su mirada fue como si algo quisiera decirle, Romina caminó hacia él y vio que detrás había un agujero, ahí estaba una carta que decía:

Romina soy aquél conejo que hace algunos años tocaste y si hoy no te hice daño, no fue porque ya no tengas esa alergia, no soy cualquier conejo, no soy una mascota, ahora soy el alma del conejo que más amó una niña pequeña en unas horas, aún habiéndole provocado aquél mal, vine a darte este mensaje porque será la última vez que nos veamos tan cerca, sin embargo, seré tu conejo por siempre, y cuando estés muy triste solo espera la noche y mira tú ventana, no tengo un nombre pero soy aquél conejo de la luna.

Romina vio lo más asombroso de su vida, el conejo escaló hacia el muro de piedra y de un intenso salto llegó a la luna, ahí le guiñó un ojo y movió el bigote hasta quedarse quieto, en sus manos la carta se volvió un montón de hojas de geranio.

sábado, 18 de septiembre de 2010

¿INMORTAL?

En mi sueño tenía frío, un frió que dolía y quemaba,
abrí los ojos a la oscuridad, paredes, frío nuevamente,
encierro, grito, golpes, luz, desnudez, extraños,
gris, blanco, rojo.

No estoy muerta dicen,
desperté en la morgue,

otra vez repiten: "Inmortal","Santa".

¿Quien lo asegura?

sábado, 28 de agosto de 2010

Agujero


Un grito que despertó a mi piel inundó la habitación, el grito aquél rebotaba en las paredes y daba golpes de remate en las ventanas, me provocó un zumbido que poco a poco fue ensordeciéndome, entonces vi una esquina del techo desquebrajarse, formó un gran agujero por el que la oscuridad entró, rayos negros fueron asesinando la luz, corrí hacia donde pude ver claridad, luego me di por vencida, la oscuridad entraba, primero tocó mi mano, luego mi pecho, mis pies, rodilla, labios, nariz, algo de mi quedaba aún como luciérnaga en mi piel, pequeñas manchas de luz que la oscuridad lamió finalmente para concluir su obra, en pocos segundos dejé de existir, nadie pudo verme, nadie me escuchaba, ¿ así es la muerte ?... Luego un ojo asomado que brillaba por su color blanquirojo parpadeó tan fuerte que cayeron pedazos de muro y un agujero nuevamente se abrió, dando paso a la luz tenue de una veladora.

Lo entendí todo, esa no es la muerte, es la vida que se asoma al inframundo, es la agonía.

jueves, 12 de agosto de 2010

PROFECÍA


No hay más muro entre tú y yo
que una almohada de vez en cuando
atravesada por el mal sueño.

Si quiero callar mis ganas de besarte,
quizá el grillo de mis desvelos
susurre en tu oído, pues
me besas bendita profecía.

Que hay de nuestro amigo el tiempo,
al pasar nos guiña un ojo
y cada año es mejor día a día,
entonces llega un poema
futurista (¿De nuevo me besas?)

Y lo haces...

No sé cómo, pero tu piel me dice ahora
que transpira por demás en la sábana,
y soplo bendita profecía
entre tu cuello, tu barbilla y tu mirada.

lunes, 2 de agosto de 2010

EN EL ESPEJO


Llegar a ésta casa fría, ver mis flores artificiales, muebles caros y fotografías me hace sentir tan vacía como ella.

Estoy cansada de verme al espejo, me recuerda lo hermosa y joven que fui, mi presente solo realza la fealdad y vejez.

Vivo sola, no tuve hijos, mis padres murieron hace más de doce años en un accidente en carretera y mi pareja me dejó hace cuatro años.

Es difícil quitarme éste maquillaje, y no lo digo porque se adhiere a la piel, sino por ser mi escudo que uso en la guerra de cada mañana. Por las tardes cuando llego aquí frente al espejo, comienzo por los ojos y me doy cuenta que son menos profundos, que los párpados mueren por cerrarse y por las mañanas amanecen tan hinchados que me estorban para ver; Luego sigo con mi boca y veo que son uniformes al color de mi piel, cafés, arrugados, desérticos.

Es terrible que la gente me diga lo bien que me veo, que aún soy joven, pero quién de ellos me ha visto aquí en ropa interior, frente al espejo y sin maquillaje, es fácil hablar. (Se aleja del espejo para verse completa).

De noche extraño hacer el amor, sobre todo hoy, a menudo lo pienso desnuda con los ojos bien cerrados y alejada del espejo antes que el maldito me recuerde la consecuencia de la gravedad ( ríe muy fuerte pero con el sollozo en la punta de la lengua, subiendo las manos a sus senos y metiéndose desnuda a la cama).

- Hay Susana, mira como me tienes, soñando despierta con tu piel firme todavía y joven, muy joven.

Mira como te deseo y no estás, escucha mi respiración agitada , mira la humedad ficticia en mis sábanas, el caminar de mis manos buscándote, que profundo sentir, escucha mi respiración agitada, siente el calor, deseo tu beso, escucha mi respiración agitada, escúchala Susana aunque no estés. (Dormida entre sollozos).

Ya despierta miré el reloj y sentí haber dormido toda la noche, solo pasaron veinte minutos.

Saqué del closet la caja donde tenía los recuerdos de Susana, su foto y el vestido rojo que usaba en la fotografía, me la llevé a la cama, abracé el cuadro frío , polvoso y llorando nuevamente dormí.

Suena el reloj, las seis treinta, luego el teléfono, contesto:

- Sí, soy Susana.

domingo, 18 de julio de 2010

SI PIENSAS VOLVER


Sangre resbaló de mi boca
y confundí con saliva.

Tu cuerpo adormilado siguió inmóvil,
te besé la piel en general,
siquiera vi sobresaltados tus vellos,
parecías un muerto.

Quizá en medio de la guerra
entre el deseo y la soledad
cerré mis ojos.

Al abrirlos,
mi ser de hueso abandonado de fluidos,
sin sangre, sin saliva.

De nuevo soledad…

Si un día piensas volver y escuchan,
cuéntales que al morir
habrá lo mismo que en vida:


Sueños...

Sin despertar.

jueves, 15 de julio de 2010

DELIRIO

Fuego interior que adormece,
que debilita al sentimiento y duele,
como una ruptura del suelo
donde habita lava.

Algunas noches imagino,
y otras me retuerzo
como bestia entre mis garras.

El amor no tiene cabida
en éste juego,
se entromete de vez en cuando
entre mis dedos,
y se escurre vencido
en lágrimas.

Soy volcán que calla
el fuego
y no hay lluvia o nieve
que pueda apagar
éste delirio.

viernes, 11 de junio de 2010

Para aquellos que se preguntaron por qué quité los textos ¨Enemiga ¨y ¨Adela ¨ es porque ahora se encuentran publicados en la revista de Analecta Literaria ¨Letra de Cambio ¨ Los invito a leerlos, gracias.

http://letradecambiogeneracionveintiuno.blogspot.com/2010/06/sonia-elizabeth-torres-holguin.html

miércoles, 12 de mayo de 2010

POEMAS CORTOS



Modesto deseo.

La sal persigue tu boca,
la mía quisiera…
Pero sabe a miel.




Del o sin amor.

Hay en tu cara
impaciencia que abochorna,
te podrías callar;

Le dije…

Mientras besaba su boca.

martes, 4 de mayo de 2010

EL CRUJIR DE MI GALLETA


Muchas veces tuve miedo, sobre todo cuando despertaba a media noche y el único ruido en la casa era ese “tic tac” antiguo de la sala.

Cuando mi abuelita me acompañaba a la cama para darme las buenas noches, le pedía que al menos dejara un poco abierta la puerta, así no me sentía sola.

Me gustaba ver hacia la ventana que tenia del lado derecho de mi cama, me encantaba ver la luna; Esa noche la luna estaba incompleta. Cerré los ojos y dormite.

El miedo llegó horas mas tarde, luego de percatarme de ese espeluznante ruido, algo se escondía bajo mi cama, podía sentir su respiración, un crujido, al principio pensé en un fantasma que quizá había venido a asustarme con sus falsas cadenas, o una calavera graciosa a la que el crujir estruendoso pertenecía a sus débiles huesos, recapacite, ―¿será en un ratón? ―, ―¿Un conejo?―así que tome el valor suficiente para asomar mi cabeza desde arriba de la cama, estaba muy oscuro, pero algo estaba ahí,y el crujir fue mas fuerte y el miedo se apodero nuevamente de mí, de un brinco volví y me tapé hasta la cabeza, ―¡abuelita!― Grité ―hay algo en mi cuarto―.

Mi abuelita llegó casi de inmediato porque aún no se quitaba su aparato auditivo, prendió la luz y buscó en todas partes, no había nada, pero yo estaba segura de haber visto y escuchado algo, ―no fue un sueño en verdad abuelita―, me dio un beso en la frente, un abrazo y me dijo: ―buenas noches Vero fue un sueño no te preocupes, dejaré la puerta un poco abierta―.

Mi agradecimiento fue dudoso pues aún tenia miedo, me tapé hasta la barbilla tratando de buscar un silencio estable o un buen ruido para salir corriendo pero nada, el sueño me venció y quedé dormida.

A mitad de la noche el crujir insistente me despertó, mi plato de galletas seguía en su lugar ¿qué era entonces? y fui tras ese animal que vivía bajo mi cama, sin miedo entre ahí abajo y la vi, era una niñita de ojos tristes y pequeños, despeinada, flaquita y con mucho miedo, ¿ donde pudo esconderse cuando la busco mi abuelita ?.

La convencí de salir y jugamos toda la noche, a veces la observaba inquieta pues nunca había visto una niña como ella, sus ojos chiquitos eran demasiado profundos y su piel, su escasa piel era una capa casi transparente que cubría su esqueleto. Comenzamos a platicar, su nombre lo había olvidado pero recordaba que por alguna razón le decían : trapitos. Reímos de nuevo por su apodo gracioso que hacían juego con su vestido arapiento y sucio.

A la mañana siguiente lo primero que hice fue buscar a trapitos bajo mi cama pero ya no estaba, fui a buscar a mi abuelita para preguntarle por ella pero incrédula solo me afirmó que mi imaginación era mucha.

En la escuela solo pude pensar en trapitos y en sus ojitos vacíos, el tiempo paso tan lento pues no podía esperar a la noche.

Fui como siempre por mi vaso de leche y galletas para antes de acostarme, espere el beso de buenas noches que a mi abuelita no podía faltarle y espere ansiosa a trapitos.
Entonces su mano comenzó a salir por debajo de mi cama y ahí estaba acostada a un lado derecho de mi, bajo la ventana. Trapitos me dio un fuerte abrazo, el abrazo mas frío que alguien me ha dado y cálido como el de una mejor amiga, nunca había tenido una mejor amiga, bueno nunca había tenido una amiga tan sincera y real.

Tomé una galleta y la comí, le ofrecí una a trapitos quien tristemente no acepto. Supuse que no tenía hambre pero entonces comenzó a llorar.¿ Que dije?- pensé-
Pero entonces se sentó en el piso y me contó la historia más triste y escalofriante que haya oído.

Trapitos era una niñita que vivía con su familia, eran muy felices, hasta que un día su papá recibió una mejor oferta de trabajo y se fue como marinero a navegar por el mundo:

Mi mamá y yo nos quedamos a esperarlo ansiosas cada mes y el volvía con muchos regalos siempre, una noche me contó una historia : durante una fuerte tormenta todos los tripulantes no podían controlar el barco, algunos los golpeó tan fuerte las olas que quedaron desmayados, mi papá como pudo los puso a salvo,y salio a enfrentar al furioso Poseidón Rey del mar, cuando salió ya solo estaba el, los demas habian caído al agua, de pronto el barco ya un poco de lado comenzó a enderezarse y parecía estar flotando por el aire encima del agua, se acercó a la orilla y entonces lo vió , ― ¿Qué vió trapitos ? , era casi indescriptible, sus ojos eran del tamaño de una ventana y su rostro completo del tamaño del barco, era un gigante, si un gigante que con su mano ayudo a mi papá y sacó por completo el barco del agua, mi papá como todo un valiente lo enfrentó, pero este amable gigante le pidió que no se asustara y le aclaró que no era Poseidón, su nombre era Osvaldo. Este gigante pactó con mi papá que lo ayudaría siempre y cuando no dijera nada de su existencia y asi se fueron los dos a navegar juntos trayendo mi papá el mejor pescado del mundo, un día mi papá le contó de mi y le dijo que el único favor que le pedía fué que si por alguna razón el ya no estuviera ayudara a su pequena niña y Osvaldo como ya le tenía aprecio aceptó, asi que me explicó como debía pedirle ayuda al gigante, solo debía escribele un recado en forma de un barquito de papel, lanzalo al mar y el lo leera.

Pasó mucho tiempo de eso, pero una mañana mi mamá y yo nos despedimos de mi padre y no volvimos a verlo, se organizó una busqueda con todos los trabajadores del puerto pero fue inútil, mi madre ya no era la misma, a veces hablaba sola y la gente decía que habia perdido la razon, un día me encerró en este cuarto y me dijo que traería de vuelta a mi papá, yo queria ir con ella, pedirle al gigante Osvaldo nos ayudara pero mi mamá se negó, ella tampoco volvió, yo tenia mucha hambre y sed y sin alimento me fui debilitando lo único que veía era la luna que con el tiempo confundía con una gran galleta de vainilla que algún día el gigante alcanzaría y me traería un trozo, una mordida, pero el tiempo pasó y me volví casi invisible, por las noches sueño con comerme tus galletas y morderlas pero mi cuerpo no puede tocarlas y ni siquiera pueden verme solo tu
―¿ Me estás diciendo que estas muerta trapitos ?― Si, pero no tengas miedo, solo mi cuerpo murió, mi espíritu sigue tristemente vivo y encerrado ―.

Trapitos comenzo a llorar y su imagen se desvanecía poco a poco, no la vi por noches enteras y la tristeza me había invadido también, una mañana de sabado, le pedí a mi abuelita me llevara al mar, cuando llegamos tomé una hoja de papel y le escribí la historia al gigante y le rogué ayudara a mi amiga trapitos.

Como toda noche la esperé acostada en el piso mirando bajo la cama a ver si aparecía, me quede muy dormida cuando de pronto un estruendoso ruido ocurrió, mi cama se movió como si fuera un terremoto, miré a la ventana y la casa estaba despegando del suelo como si algo la levantara, corrí hacia mi abuelita pero no pude abrir su puerta y ella no dejaba de roncar, se había quitado su aparato auditivo y estaba perdida en el silencio, volví a la ventana y lo vi, era un gigante ―¡ Osvaldo ―grite! y trapitos apareció, ― ¿Qué estas diciendo ?― trapitos regresaste ― mira le pedí ayuda al gigante y aquí esta. No podíamos creerlo, trapitos comenzó a tener mas claridad, su piel parecía regenerarse, su cabello hermoso se aclaraba, su vestido se surcía, ―¿A donde vamos trapitos ?―

―A la luna― Dijo el gigante. Subió a un edificio con nuestra casa en la mano y ahí estaba la galleta mas deliciosa del mundo, el gigante le dió una gran mordida y tomo un trozo para trapitos que metió con un dedo por la ventana , tomé mis galletas y ambas comimos hasta saciarnos, luego el gigante caminó por el malecón y se metió al mar, ahí en medio estaba el barco del papá de trapitos quien feliz miraba por la ventana, y su mamá emocionada también con una sonrisa grande, ―son mis papás― gritaba trapitos, así que Osvaldo acercó su mano a la ventana y trapitos trepó en ella y la colocó en el barco con su familia , el barco empezo a desvanecerse mientras con sus manos los tres se despedían, Osvaldo se asomo a la ventana y me dijo, gracias por ayudarla, preocupada le pregunté que pasaría con la luna, me dijo que no me preocupara que algunas veces la muerde a la mitad o un poco mas pero ella siempre vuelve a estar completa, perfecta y brillante.

Del impacto de esa noche me quedé profundamente dormida , cuando desperté la casa estaba colocada exactamente donde mismo y trapitos se habia ido, no intenté contarle a mi abuelita porque sabía que no me creería.

Algunas veces por las noches escucho el crujir de mi galleta pero esta vez si viene trapitos a comer alguna de ellas conmigo.

jueves, 29 de abril de 2010


EL PODER DE LA DANZA.


Cuando un cuerpo baila,

no hay trueno ni frío

que lo detenga.


La lluvia en complicidad

se integra al calor

en un ritmo celestial.


No hay piel

que se le resista

ni corazón

que lo ignore.


El reloj hace del tiempo

un metrónomo

de latidos.


Los pies

alardean por si solos.


Pero bailan más los ojos...


Incitando a bailar

al mundo entero.



FELIZ DÍA INTERNACIONAL DE LA DANZA.

domingo, 25 de abril de 2010

TODA NOCHE PUEDE SER CANCIÓN

Una noche común,
Con el silencio ensordecido
disfrazado tras la ventana…
Llegó una canción.

Se postró entre mis manos
que obligaron a levantarme por la guitarra,
Ya juntos los tres, platicamos…

Hablamos del amor y de lo difícil
Que es a veces guardar silencio,
De la nostalgia, la soledad.

Después de algunas horas
Y escuchar el cantar de un gallo citadino,
La noche era una hermosa mañana,
Mis manos discípulas de mis cuerdas de nylon,
Un silencio, notas blancas, negras, semicorcheas
Volando en el aire y regresando una y otra vez
A mis pulmones.

Finalmente la canción se puso de gala
Vestida con palabras de una noche de musa
E interpretada por un cuerpo lleno de voz
Y armonía.


Dedicado con amor y admiración al cantautor Héctor Cantú.

lunes, 19 de abril de 2010

SOBRE EL BALCÓN


Llovía de manera triste, despacio, como una agonía, esta tarde estuve más torpe de lo común, había quebrado tres intentos de cafés.


Me aferro como ven a hablar del pasado, para que recordar lo que ésta tarde hice, para que contarles que he quebrado más tazas en una hora que tu en un año, pero mi presente corre como atole de mi abuela.


Recuerdo, luego de asomarme al balcón a ver la lluvia, un joven me miraba, parecía estarme esperando, pero no conozco a nadie aquí, a veces en medio de mi soledad, ni siquiera yo me reconozco.


Perdón les decía, estaba ahí, abajo cruzando la cera, con su mirada perdida, omnipresente en mi pasado viviente, con unos ojos profundos, tan profundos que sentía que podía caer al vacío de sus ojos negros.


Di un paso atrás, su mirada me impresionó pero la curiosidad no me dejaba, di nuevamente el paso, miré y ahí seguía, insistente, paralizado, la avenida se había quedado vacía, parecía que junto a su ser había parado el tiempo para observarme, también me detuvo sin duda, quise nuevamente retroceder pero ya estaba perdida en sus ojos que me absorbían como papel a la lluvia.


No se cuanto duró hasta que vi pasar los carros nuevamente a mi rescate, pude moverme, retrocedí, quise dar la media vuelta y meterme a la cama, estaba aterrada, pero no hay peor cosa que ser miedosa y curiosa al mismo tiempo, volví a mirar y ya no estaba, saqué casi medio cuerpo del balcón y nada, ni siquiera se veía su lejano cuerpo, su cabello largo, su cuerpo blanco y sombrío.


Llegué asustada al teléfono, quise llamar, pero recordé mi soledad, mi valentía, mi independencia que a gritos dice: “no necesito de nadie”.


Un buen pedazo de pan me calmó las ansias, diez minutos de televisión local y su porquería me quitaron el temblor de mis piernas inconstantes.


Salí ya más tranquila al balcón, pero no estaba, me reí pensé que la soledad podía volverme loca.

Así que salí a caminar por la calle húmeda, olvidé mi suéter y hacía frío, pero sirvió para ponerme alerta, dilatar mis poros, mis pupilas, mi intuición.


Esperaba en el semáforo que parecía nunca cambiar, y así pasaron horas de segundo, así llamo a los segundos que duran eternidades, y cuando por fin el rojo cambió su color la calle se había quedado sola, más sola que mi alma, podía escuchar las buenas tardes que susurraba el viento, el llanto de un fantasma atropellado en la misma calle, las burbujas que viajaban y su reventar, podía oler como huelen los perros a su dueño en la tempestad; Crucé la calle en horas de segundo y antes de llegar sentí nuevamente su mirada que atrapaba mis pasos, su mano rodeó mi brazo tembloroso y al voltear de súbito ahí estaba, frente a mi y haciendo mi cuerpo inmóvil, sentí un frío interno ,como al igual que aquella tarde que detuvo el tiempo y los carros detuvo mi sangre, mi corazón, mi saliva que viajaba a través de mi garganta, detuvo mi escalofrío, mi temblor, y mi cuerpo para ser mirado.


A la mañana siguiente buscaba desesperadamente la calle donde había muerto mi cuerpo y observaba en el balcón, duré horas esperando mi ser curioso asomarse una vez más como cada tarde que degustaba de verme antes de morir, pero nada, seguro intentaba por tercera o cuarta vez tomar un café.


Y divagaba entre la lluvia ¡ahí está!, ¡ahí estoy!, observando con miedo al pasado, que más da si antes fue hombre o mujer, que más dan mis ojos y los tuyos no ven mas allá de lo que son y fueron.


Vi como retrocedo, me aferro a vivir y vi otra vez como quieres cruzar la calle que siempre te espera al despedirte y darte las buenas noches.

lunes, 12 de abril de 2010

ALGUIEN ME ENVIÓ UNA CARTA,

Esa tarde, observaba
detenidamente al tiempo
y temía olvidarte.

Alguien sin duda me observó
desde el balcón de mi soledad
y me envió una carta.

No una carta de papel.


Fué una carta sin palabras,
fué el viento que cerro mis ojos
y me hizo recordarte.


Fué aquél perro
moviéndome su cola.

Fué la jacaranda de color vivo.

Así la tarde se convirtió en noche,
el viento en oxígeno,

y yo en el remitente
de mi ser vivo.

martes, 6 de abril de 2010

TEXTURA LUNAR



Esta noche huele a soledad, a insomnio,
a palabras amorfas que salen a la fuerza del teclado,
que tienen vida propia y sufren.


Esta noche sabe a amor que desquebraja,
a canciones que no dejan dormir,
a piel que esta olvidando amar
secándose en sus propios poros.


Noche de textura lunar,
y el cantar de los grillos,
noche de cobijo innecesario.
Y pensar que ya no quiero pensar.


Esta noche tiene poesía
artificial en sus estrellas terrestres
que se ven por el balcón.


Y Huele sin duda al silencio,
que interrumpe el susurro de palabras
que quieren ser,
y sabe, a lo que huele
la tierra mojada.

domingo, 14 de marzo de 2010

Tus pies blancos


Tus pies blancos me recuerdan a la arena,
la arena me recuerda cuando caminábamos por el mar
y lo que más recuerdo del mar eran tus pasos
y tus pasos me recuerdan a tus huellas

y tus huellas a tus pies tan blancos.

domingo, 7 de marzo de 2010

Mauricio

Cuando nació sus padres confundidos lloraron con un lúgubre sentimiento, al principio pensaron que era normal y se debía a la ternura y experiencia de ser por primera vez padres, los años trascurrían y Mauricio no era feliz, los juegos le servían solo para matar el tiempo y esperarla noche, en ocasiones prefería quedarse sentado en cualquier parte con la vista perdida y la mente en blanco, sus padres angustiados pensaron que Mauricio era autista, si le pasaba algún pequeño pero doloroso accidente , sus lagrimas rodaban sin expresión alguna y sus abrazos eran tan fríos como abrazar una almohada, así fue como doctores, psiquiatras, maestros y científicos llegaron a una conclusión: Mauricio había nacido sin alma, suena descabellado pero así ocurrió..

Los padres del pequeño ya no muy escépticos lo llevaron con sacerdotes, brujos y monjes, estaban decididos a hacer cualquier cosa pues ya no soportaban ver la frivolidad en su inocente rostro.

Los años pasaron en vano, Mauricio no conocía el amor, ni el arte, ni el dolor del pecho al respirar por algo que duele de sentimiento, este niño no entendía porque las personas reían a menudo, cuando estaba solo practicaba sonreír en el espejo, pero ese movimiento voluntario de músculos faciales le parecía ridículo.
Un día cuando ya era casi un adulto, Mauricio se fue de la casa, su obsesión y nueva teoría lo llevaban a la desesperación, se creía un extra terrestre al cual habían borrado la memoria y no recordaba su misión, lo pensaba porque el resto del mundo era distinto a el, el amor y el odio los regia, mientras a el lo gobernaba el razonamiento.

Camino por muchas horas sin rumbo fijo, escucho un río y fue curioso tras el, estaba muy cansado así que decidió recostarse a la orilla y meter sus pies para refrescarse, un brillo dentro del agua le robo su atención y al incorporarse su razonamiento creyó haber enloquecido, era algo casi espeluznante y “ vampiresco “ .Mauricio no tenia reflejo en el agua, solo en los espejos, entro al río y se busco por todas partes sin éxito, la noche comenzó a llegar, las luciérnagas alumbraban hermosamente el río, rodearon su cuerpo, la luna estaba tan grande y la brisa mojaba delicadamente su rostro , se quedo finalmente dormido y el canto de los grillos , casi celestial lo despertó, algo llego a su cuerpo que nunca había sentido, era como unas ganas de llorar, reír y hablar con alguien, era lo mas perfecto que su lógica había conocido, su pecho y su corazón estaban coordinados y por primera vez las lagrimas cobraban sentido, los grillos seguían cantando mientras el se pregunto : “¿ Que he hecho con mi vida y quien soy? sino un hombre como todos”, fue de nuevo al río donde la luz de la luna ilumino y fue el reflejo de Mauricio quien fue dibujándose y le dijo:

“No te asustes amigo, es solo que has despertado”.

lunes, 1 de marzo de 2010

Luego morir.

Ella dejó caer su feminidad
y su ropa interior,
dejó fluír los líquidos
sin involucrar pensamiento.

Tomó luz de luna llena
e iluminó su entrepierna,
deslizó sus manos
al centro del universo.

La fuerza aliada con el tiempo
detuvieron algunos músculos,
llegó el calor,
luego morir,
el cielo y la gloria.

Ella levanta su feminidad,
su ropa interior
y piensa que delicia
es morir
ficticiamente
de amor.

domingo, 28 de febrero de 2010

La muerte improvisada

Una mujer no puede mirar de esa manera, tal vez las putas, tu no.

Esas fueron las últimas palabras que Martina oyó en boca de su padre, luego lo asesinó.

Todos en el pueblo se preparaban para las festividades del día de muertos, la comida, las flores de cempasúchil, algunas niñas con disfraz de catrina y unos cuantos agregando a esta fiesta el Halloween con calabazas, disfraces de vampiros y brujas.

Martina sólo tenía una cosa en mente: Mauricio, quien regresaría de Canadá y a quien estaba decidida a declarar su amor.

En el panteón estaba enterrada la madre de Mauricio, es por eso que regresaba cada año a visitarla.

Los hombres del pueblo tenían en común el mismo pasatiempo, la cantina y esa noche el primer día de noviembre Don Germán bebía cerveza como agua, cada una representaba el puño de tierra que sepultó a su esposa Verónica, cuanta tristeza y coraje lo invadía, pensaba en lo difícil que ha sido educar solo a una mujer.

Esa Madrugada Mauricio llegaba al pueblo y tenía tantas ansias de volver a sus raíces que salió a dar un paseo, al ver la cantina decidió entrar y empezar a celebrar su llegada.

—Tío Benja soy yo Mauricio, que no me reconoce
—Dios bendito venga pa darle un abrazo pos yo creía que llegaba mañana
—Si tío pero quise llegar antes para limpiarle la tumba a mí madre que en paz descanse.
—Échate un juego de dominó con nosotros mijo, ándele
—Pues a ver si me acuerdo.

La suerte de Mauricio estaba viento en popa, se emocionó tanto que
propuso apostar, así fue, billete tras billete, cerveza tras cerveza y Don Germán
quien estaba en el grupo de jugadores, perdía cada peso de su además pobre
bolsillo, el coraje se apoderó de él, que miserable se sentía éste hombre pues al día siguiente era el cumpleaños de Martina y le compraría un pastel que comerían en la tumba de Verónica para sentirse en familia, como siempre decepcionaría a su hija por culpa del alcohol. Al cerrar la cantina siguió a Mauricio, cuado su tío por fin lo dejó solo, Germán tocó a su puerta y se humilló como un hombre jamás debe hacerlo, lloró para que le regresara el dinero y le explicó del cumpleaños de su hija, Mauricio no tuvo compasión alguna de ese viejo borracho y como tal quiso cerrarle la puerta, ya sin remedio, Germán se abalanzó sobre ella para impedir la acción y entonces pasó lo inesperado: Mauricio cayó de tajo al piso, Germán se asustó muchísimo pero ya alcoholizado y nervioso no pudo evitar robar su dinero, tomó únicamente lo que le pertenecía y corrió asustado a la casa donde Martina se probaba un lindo vestido, se maquillaba las mejillas y los labios.

— ¿Qué te pasó papá? ¿Por que vienes así y a ésta hora?
—Hija tienes que ayudarme, mañana si algo preguntan debes decir que llegué a las tres de la mañana
— ¿Por qué me dices eso? ¿Qué te hicieron? ¿Qué hiciste? ¿Qué te pasó?
—Ya cállate hija y prométeme que dirás eso, hazlo por los dos, por ti, ya no puedo decirte más.
—Pero mírate si estás temblando y más pálido que un muerto, ya dime por favor papá ¿qué te pasó?
—Te diré pero prométeme por la tumba de tu madre no decirle a nadie
—Ya dime ¿quieres?
—Esta noche maté a un hombre—Luego de confesar su crimen soltó en llanto y sus siguientes palabras fueron difíciles de entender debido al quiebre de su voz desesperada—Yo no quería fue un accidente, él me ganó todo el dinero que tenía para tu cumpleaños, fui a recuperarlo pero lo golpeé accidentalmente en la cabeza, quizá te acuerdes de él, es el sobrino de Benja, Mauricio.

Bastante asombro tenia ya Martina de saber que su padre había matado a alguien y más aún enterarse que la víctima era el dueño de su amor, la hizo rabiar, furiosa maldijo a su padre, este sorprendido y nervioso no pudo ni mirarla a la cara, ella gritaba olvidando la pena de aquel hombre, sólo pensaba en Mauricio, entonces fue desconcertada a la cocina, tomó un cuchillo y lo escondió en su espalda, el padre levantó la cara, la observó maquillada hasta el tope, con ese atuendo, viendo como su niña le perdía el respeto y le dijo :

—Una mujer no puede mirar de esa manera, tal vez las putas, tú no—y sin pensarlo dos veces ella sacó el cuchillo y apuñaló a su padre, luego de verlo ahí, desangrándose, la locura la invadió, un grito desgarrador se oyó en el pueblo y Martina una y otra vez hasta quedarse sin fuerza, se apuñaló ella misma, gran tragedia ocurrió ese dos de noviembre.
Los vecinos se impactaron por la triste noticia de aquella familia, ¿Qué pasó esa noche? nadie lo sabía, menos que Germán era borracho pero no un mal hombre y Martina era una jovencita de lo mas dulce, decían en el velorio.
—Nadie se salva de la muerte ella no se pregunta por qué, así nomás se los lleva.
—Así es vecina y cuando no sabe a quién llevarse, hasta improvisa.
—Pobre Don Germán me dio un buen golpe en la cabeza, hasta me desmayó pero no le desearía nunca la muerte, ni le iba a cobrar su dinero y su hija, pobre también, que tragedia y además ,era bonita.